El camarón, Palaemon serratus, es un crustáceo decápodo de la familia de los Caridea.
Su cuerpo es semejante al de una gamba, aunque de menor tamaño.
Es alargado y comprimido lateralmente, con una cabeza larga, rostro bien desarrollado y antenas.
Sus dos primeros pares de patas terminan en pinzas.
El cuerpo es transparente, y su caparazón más frágil que el de una gamba.
Su tamaño varía entre 5 y 8 centímetros.
Habitualmente vive en praderas de algas cerca de la costa rocosa, charcas intermareales o piscinas de roca, en zonas poco profundas, de hasta unos 5-10 cm de profundidad.
Se le puede encontrar escondido en alguna grieta, debajo de alguna piedra o entre las algas.
Se distribuye por el Atlántico y el Mediterráneo.
Es omnívoro, se alimenta de larvas (a base de zooplancton) y, al alcanzar la vida adulta, de otros animales, así como de materias en descomposición y algas.
Las recetas de camarones son unas de las más clásicas en cuanto a mariscos se trata.
Se consumen en muchas partes del mundo, con su infinidad de formas de hacerlo: pueden ser al ajillo, a la diabla, pinchos de camarones, etc.
En Galicia, el camarón fresco se prepara de una forma muy sencilla, igual a la de los percebes: debes poner abundante agua con sal y unas hojas de laurel a hervir.
Una vez que lo haga, introduce los camarones, déjalos hervir nuevamente y revuelve durante unos 5 minutos.
Escúrrelos e introdúcelos unos minutos en una olla con agua fría y tres cucharadas de sal, para endurecer la carne.
Déjalos enfriar y escurrir nuevamente.
Los valores nutricionales del camarón son muy similares a los de la gamba.
Es un producto bajo en grasas y calorías, siendo un alimento ideal para llevar un régimen alimenticio para bajar de peso.
Es rico en proteínas, con un importante aporte de yodo, fósforo, sodio, vitaminas B12, ácido fólico y magnesio.
Los valores elevados de yodo favorecen el funcionamiento de los tejidos nerviosos y musculares, así como el sistema circulatorio, además jugar un papel esencial en el adecuado desarrollo de la glándula tiroidea.
Al ser rico en minerales antioxidantes como el selenio, es muy útil para prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, alteraciones en la función cognitiva y depresión.
Además, diversas investigaciones sugieren que los niveles de colesterol son bajos, representando un tercio de lo que se puede encontrar en un huevo, por ejemplo.