El salmón, salmo salar, es un pez de la familia de los Salmónidos.
De cuerpo alargado y con dos aletas dorsales, puede alcanzar los 150 centímetros de longitud y 20kg de peso.
Su cabeza presenta grandes mandíbulas que pueden llegar al extremo del ojo.
Color gris verdoso en el dorso y plateado en el resto cuando está en el mar, más plateado en el río. La carne es de color rosa.
Nacen en aguas dulces, migran al océano y vuelven a su origen para procrear.
Pasan un cierto tiempo en la desembocadura de los ríos, a fin de habituarse al agua salada y a su nuevo ambiente.
En estado silvestre, el salmón se encuentra en los océanos Atlántico y Pacífico.
Son carnívoros, y se desplazan cerca de la superficie alimentándose de crustáceos y peces.
El salmón es una de las alternativas más versátiles en la cocina, por eso las recetas son infinitas: se puede hornear, freír, ahumar, o asar a la parrilla y acompañarlo con una gran variedad de vegetales, salsas, cremas, pastas o ensaladas.
Una forma sencilla de elaborarlo es a la plancha acompañándolo con una salsa, o al horno.
El salmón ahumado o marinado también ofrece muy buenas opciones: se puede utilizar tanto para ensaladas como para elaborar canapés.
Pertenece a la categoría de pescado azul. De todos los diferentes tipos de pescado, el salmón es el más elegido por la gente, por su sabor y por sus grandes propiedades nutricionales.
Contiene una alta cantidad de proteínas de alto valor biológico, lo que indica que posee todos los aminoácidos esenciales.
Destacan las cantidades de magnesio, potasio, fósforo, sodio y yodo, especialmente relevante por su relación con las hormonas tiroideas, y por encontrarse casi exclusivamente en pescados, suplementos, y alimentos fortificados.
En cuanto a vitaminas, las que más abundan en este pescado son las vitaminas liposolubles A y la D, pero también presenta pequeñas concentraciones del grupo B, relacionadas con el metabolismo general del cuerpo.