La nécora, Necora puber, es un crustáceo decápodo braquiuro reptador, perteneciente a la familia Portunidae.
Tiene la apariencia de un cangrejo, con un cuerpo corto que no sobrepasa los 10cm de largo.
Lo cubre un caparazón de color pardo oscuro, con aspecto de terciopelo rojizo, en el que aparecen unos 10 dientes pequeños entre los ojos.
Su primer par de patas, más desarrolladas, las utiliza como pinzas.
Es una especie típica de fondos poco profundos, no superiores a 70 metros.
Habita principalmente en las cuevas que forman las rocas cerca de la costa, en zonas de arena y fangosas como las bateas.
Se encuentra en el Atlántico Oriental y, menos frecuentemente, en el Mediterráneo.
Su alimentación es omnívora, basada en algas y pequeños peces.
Si está viva, antes de prepararla tienes dos opciones: o bien matarla introduciéndola en agua fría con hielo, o bien meterla viva en el agua fría y ponerla a hervir (en caso de tener un fuego fuerte).
Las cantidades son las mismas: en una olla debes añadir unos 5 litros de agua por cada kilo y 70 gramos de sal por cada litro.
Si no está viva y la introduces al hervir el agua, empieza a contar el tiempo una vez que lo vuelva a hacer.
El tiempo de cocción dependerá del tamaño de la nécora, siendo la media de unos 5 minutos.
La nécora es un crustáceo rico en proteínas, con un contenido muy bajo en grasas.
El contenido en colesterol es elevado, aunque no tanto como en otros mariscos.
Destacan en su composición vitaminas de los grupos B (principalmente) y E: las del grupo B regulan procesos como la formación de glóbulos rojos, producen hormonas sexuales y síntesis de material genético; la vitamina E actúa como antioxidante.
En cuanto a los minerales que se encuentran en su carne son principalmente magnesio, sodio, potasio, yodo y fósforo.