MEJILLONES

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El mejillón común, Mytilus edulis, es un molusco bivalvo de la familia de los Mitílidos.

Posee dos conchas similares, unidas por un filamento que permite su apertura y cierre: estriadas, alargadas, ligeramente triangulares y semicirculares, que se quedan unidas.

El color de las mismas varía en tonalidades de azul oscuro a negro brillante, y la carne es blanca anaranjada.

Las valvas son asimétricas, picudas por un extremo, aplastadas y redondeadas por el otro.

Su tamaño oscila entre los 8 y los 15 centímetros.

Suele fijarse a las rocas de acantilados próximos a la costa, tanto en el océano Atlántico como el litoral Mediterráneo.

El mejillón marino generalmente es encontrado en grupo sobre las rocas lavadas por las olas.

Son abundantes en las zonas intermareales bajas y medias en mares templados en todo el mundo, tanto en el hemisferio norte como en el austral.

El mejillón de agua dulce habita en lagos, ríos, canales y corrientes en todo el mundo, aunque no en las regiones polares.

Sin embargo, en Galicia el método tradicional de producción de mejillón es el cultivo en batea, produciendo 240.000 toneladas comercializadas anualmente, más de la mitad de la producción mundial por cultivos de este molusco.

Se alimenta a base de fitoplancton y otras criaturas microscópicas de mar que flotan en el agua.

La carne blanda y jugosa de los mejillones admite numerosas preparaciones en las que puede ser ingrediente principal o acompañante. La más común es “mejillones al vapor”.

El primer paso es raspar bien sus conchas con un cuchillo y lavarlos con agua fría.

Déjalos escurrir bien mientras pones a calentar una olla a fuego medio con agua, un par de hojas de laurel, unos dientes de ajo pelados y troceados, unos granos de pimienta molida, un poco de sal gorda y un chorro de aceite de oliva virgen.

Coloca los mejillones encima de esos ingredientes y mantén a fuego medio la cacerola tapada unos 5-6 minutos desde que el agua empiece su ebullición.

Según se van abriendo bien los mejillones debes sacarlos de la olla, y tirar los que no se abran tras varios minutos más, ya que pueden estar muertos.

Déjalos enfriar un poco, quítales la concha de arriba, colócalas sobre una bandeja y déjalos enfriar en la nevera.

Sírvelos con uno o dos limones cortados.

El mejillón contiene muy poca cantidad de grasa, además de resultar una fuente de proteínas de calidad y de muy fácil digestión, lo que lo hace adecuado para personas convalecientes.

Su elevado aporte en hierro lo convierte en un alimento muy adecuado para personas con anemia ferropénica; además, el hierro de los mejillones es muy bien asimilado en el intestino, al contrario de lo que sucede con algunas verduras.

Entre las vitaminas que contiene destacan las del grupo B.

Además, su aporte de minerales es elevado, por lo que permite combatir estados de fatiga, prevenir el hipotiroidismo controlar la hipertensión y la retención de líquidos.

Además, apenas aporta colesterol a pesar de ser un marisco.