El lenguado común, Solea vulgaris, pertenece a la familia de los Soleidos, dentro del orden Pleuronectiformes.
Su cuerpo es de forma ovalada y plana, cubierto por escamas pequeñas y con una boca dentada y oblicua.
Nace con un ojo a cada lado de la cabeza pero, con la madurez, el ojo izquierdo se desplaza hasta alcanzar el lado derecho.
Tiene dos colores diferenciados: verde amarronado en la parte superior y blanco en la parte inferior.
Su tamaño alcanza de 45 a 70 centímetros, pesando entre 1 y 3 kilos.
Habita en fondos arenosos (entre 50 y 200 metros de profundidad), enterrado en la arena la mayor parte del tiempo. Especie del Atlántico nororiental, el Mar del Norte, el Mar Báltico y el Mar Mediterráneo.
Se alimenta de pequeños peces, crustáceos e invertebrados que habitan el fondo del mar.
El lenguado, junto con el rodaballo, es el pescado blanco plano más consumido en la Península Ibérica por su alta calidad, con un sabor y textura suaves, muy atractivos para comensales de cualquier edad.
Permite una gran variedad en la cocina, especialmente para elaborarlo a la plancha o rebozado, acompañado de unas gotas de limón, perejil y aceite de oliva.
El lenguado es un pescado blanco, por lo que su contenido en grasas es relativamente bajo, ideal en dietas bajas en grasas, útil para personas que deben bajar su colesterol o reducir su peso.
Contiene altos niveles de proteínas de valor biológico y del grupo B, y minerales como el fósforo, potasio, magnesio y yodo.
Los tres primeros aparecen en cantidades similares a otras especies, sin embargo el contenido en yodo es importante.
Este último regula el funcionamiento de la glándula tiroides, fortalece la estructura dental, ósea y el sistema nervioso, y equilibra la cantidad de agua dentro y fuera de la célula.
